San Lorenzo de Alem se consagró este domingo como campeón del Torneo Apertura 2025 de la Liga Catamarqueña de Fútbol, una conquista que tiene un sabor especial, sobre todo porque lo hizo con un equipo formado por jugadores, en su mayoría, del club y del barrio.

De los once titulares que saltaron hoy a la cancha, siete fueron formados en las divisiones inferiores del club. Esto le dio al equipo un sentido de pertenencia que se vio reflejado en cada encuentro del torneo y en el logro obtenido, nada más y nada menos que ante Villa Cubas, ese mismo que le ganó dos finales en torneos anteriores.  

Para algunos fue una revancha, como el caso de los hermanos Pelin, Martín y Pablo Quiroga, o el mismo Chipi Ontivero, que por distintos motivos debieron emigrar a otros clubes y volver en un momento crítico a su San Lorenzo querido y mostrar su valía. Sentirse valorados.  

Para los jóvenes Thomas Ponce y Aurín Agüero fue la confirmación de que son presente y futuro del club. La rompieron en este certamen y son ejemplo para otros pibes que vienen pidiendo pista de que sí se puede llegar. Hay que cuidarlos y acompañarlos en su proceso de crecimiento y desarrollo dentro de la Primera división.

Y para los Matías Solohaga y Lexi Rojas es un premio a la entrega, al amor al club. Porque no debemos olvidar que tras la finalización del Regional y la salida de la antigua dirigencia reinaba la incertidumbre en San Lorenzo. No se sabía cuándo volvían a entrenar, no se sabía quién iba a ser el DT, hasta hubo un momento en que no se sabía quién iba a agarrar la presidencia del club. Allí, los más grandes tomaron la posta por su amor al club y ordenaron un poco al plantel.

Y un párrafo aparte también merece Pedro Moya. Uno de los mejores Preparadores Físicos que tiene la provincia, que se calzó el buzo de DT en un momento complejo del club y mostró grandes cualidades: armó un equipo con identidad, buen trato de balón, pero sobre todo con personalidad. Primera experiencia aprobada con 10 para Moya, que ahora seguramente tendrá un lindo dilema entre dedicarse de lleno a dirigir o preparar físicamente.

San Lorenzo es campeón, pero este título tiene un sabor especial por su sangre Ocotera y de barrio.